El vicepresidente de CEOE y presidente de Cepyme participa en la segunda jornada del Curso de Economía organizado por APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander

Antonio Garamendi, Vicepresidente de la CEOE y presidente de Cepyme, durante su intervención en el Curso de Economía organizado por APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.

“Yo creo que ahora mismo hay otros procesos electorales más divertidos”. Con esta alusión a la actualidad política, Antonio Garamendi, vicepresidente de la CEOE y presidente de Cepyme, cerró las preguntas sobre su posible candidatura a la presidencia de la Confederación de Empresarios durante su intervención en el Curso de Economía organizado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).

Garamendi matizó sobre este tema que “ya hablaremos en octubre o noviembre”, y recalcó que “nadie está discutiendo la figura de Juan Rosell; ahora mismo yo soy el vicepresidente, él es el presidente y mi función es ayudarle”.

El vicepresidente de CEOE también expresó su opinión sobre una posible derogación de la reforma laboral planteada el lunes en este mismo curso durante la intervención de los sindicatos, declarando que es difícil valorar esa propuesta de derogación “sin referirse a qué, dónde y cómo”. En cambio, añadió, “cuando el Gobierno dijo que no iba a derogarla, sino a cambiar algún punto, eso es un planteamiento serio”. Garamendi se mostró a favor de que “se cambie todo lo que pueda mejorar el mercado de trabajo”, como las bolsas de precariedad o el abuso de los servicios de externalización.

Referido a sus conversaciones con los sindicatos, aunque advirtió de que “hay que ir con cuidado”, recordando el resultado de las conversaciones de dos años atrás, anunció que “tenemos posibilidades de dar una buena noticia en los próximos días; a mí me gustaría firmar, y creo que estamos próximos a acercar posturas que creo que podemos aceptar todos”.

La digitalización de la empresa y la sociedad española, que centró la mayor parte de la intervención de Garamendi, es otro de los aspectos a mejorar dentro del mundo laboral, y reprochó al Gobierno anterior la magnitud de los recortes de los últimos años en inversión pública y en investigación, pues la fuente de crecimiento de las empresas, declaró, es el talento, y aunque en España hay “muchísimo”, debería trabajarse para que “las plataformas que se crean deberían quedarse en España, ser empresas españolas, y así sí generaríamos valor”.

El presidente de Cepyme habló también de los cambios en el empleo que traerá la digitalización: “no estamos ante un cambio de ciclo, estamos ante un cambio de era”. Un cambio que obligará al mundo laboral a cambiar y modificarse radicalmente “y empiezo por los empresarios”. El trabajo del futuro, añadió, no vendrá tanto a través de una empresa como a través del sector. “La gente tendrá que seguir formándose hasta que deje de trabajar. Y tenemos que cambiar el modelo de educación desde la infancia”, declaró, añadiendo que “hoy en día, igual que cuando yo era estudiante, sigue habiendo una media de tres alumnos de letras por cada uno de ciencias, cuando debería ser al revés”.

En ese sentido, anunció que la CEOE abordará en los próximos meses un plan para potenciar la formación digital y las maneras de aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías como el teletrabajo o la flexibilidad de horarios. Uno de los temas pendientes, declaró Garamendi, es el apalancamiento de las pymes en este campo, que juegan en desventaja con las grandes empresas al contar con muchos menos medios y asesoramiento, cuando ya existen abundantes casos de empresas situadas en emplazamientos apartados de los grandes centros urbanos “que han multiplicado sus ventas y su presencia del mercado gracias a la digitalización”.

También señaló la necesidad de una regulación con las nuevas formas de negocio que la sociedad digital ha traído al mundo empresarial, ya que “no puede ser que los nuevos negocios no paguen impuestos, o no cumplan con las normas laborales, y los tradicionales sí. Con la excusa de que esto es la modernidad, se está abusando y marcando un dumping con respecto a las empresas que sí están trabajando en serio”.

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