Se presenta una nueva edición de la obra cumbre del economista seguida de un debate sobre economía, política y periodismo que contó con la colaboración de la APIE

 

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Hace diez años, falleció un nombre clave en el estudio de la economía, Paul A. Samuelson, premio Nobel de Economía en 1970, y con ese motivo la Fundación ICO ha realizado una nueva edición de su libro más conocido, Fundamentos del Análisis Económicos, que se presentó en la sede del Consejo General de Economistas de España con la colaboración de la Asociación de Periodistas de Información Económica.

A la presentación siguió un debate sobre “La correa de transmisión de la información económica: economistas, medios de comunicación y políticos”, que contó con la participación de Carlos Solchaga, exministro de Economía y Hacienda, y de Industria y Energía, Julio Segura, catedrático emérito de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid, y Rosa María Sánchez, secretaria general de la APIE.

En la presentación del libro participaron el profesor del IESE y responsable de la nueva edición, Antonio Argandoña, el presidente del Consejo General de Economistas de España, Valentí Pich, y el presidente de la Fundación ICO, José Carlos García de Quevedo, quien describió a Samuelson como “uno de los economistas más influyentes de todos los tiempos” y apuntó que el debate que se celebraría a continuación no dejaba de ser un homenaje a su figura, ya que “nunca desperdiciaba la oportunidad de meterse en un debate, especialmente con Milton Friedman”. Argandoña, por su parte, destacó la trascendencia de la obra que “definió cómo hacer análisis económico riguroso utilizando un mismo modelo matemático para numerosos elementos, en vez de uno distinto para cada caso”, y Pich declaró que “la figura de Samuelson conjuga tres características que, a mi entender, deberían servir de modelo al economista de hoy en día: inteligibilidad, rigor teórico en el análisis de la ciencia económica y equidistancia intelectual”.

Economistas, políticos y periodistas

En el debate que siguió a la presentación, Carlos Solchaga abrió su intervención hablando de la tendencia de los economistas a ser políticos y de los políticos a usar de manera excesiva a los economistas, recordando precisamente a Samuelson, de quien fue alumno, y que, a pesar de participar en numerosos debates, siempre supo separar las competencias profesionales de ambos campos. Julio Segura recomendó la lectura del último texto de Samuelson, escrito a los 93 años de edad, en 2008, donde advertía de que los sistemas financieros no regulados terminan destruyéndose a sí mismos, y habló del “suicidio del capitalismo” de Wall Street: el peor caso financiero del siglo vino de una regulación incorrecta o ausente”.

Preguntados por la posibilidad de hacer economía sin ideología, tanto Solchaga como Segura la rechazaron de plano, ya que, como indicó el segundo, “el que dice que no tiene ideología es que la tiene clarísima”, y no consideró que ello sirva como argumento a la hora de desechar un argumento. Rosa Sanchez, aportando el punto de vista de los medios de comunicación, declaró que la ideología es “inevitable” y que es “uno de los puntos que tenemos en cuenta los periodistas a la hora de enfrentarnos a los análisis”. Precisamente la ideología es uno de los temas principales que afectan a la proliferación de los Think Tanks económicos y que fue bienvenida por los tres participantes, si bien matizando: Carlos Solchaga los consideró “una gran idea” y añadió que contribuyen “a un debate más moderno y transparente en nuestras sociedades”, pero “es mucho mejor que declaren su ideología, aunque lo importante es que podamos juzgarles por sus hechos”. Julio Segura apuntó que lo importante “no es tanto leer su ideología como su financiación”, y Rosa Sánchez los consideró “muy útiles para delimitar los márgenes del debate político. Están bien que ofrezcan sus diferentes versiones, porque están muy ideologizados, y esto es muy bueno. Cuanto más extremos sean, más útiles son a la hora de echar a rodar la bola”.

La relación entre economistas y políticos centró la parte final del debate, con Julio Segura opinando que con frecuencia los primeros “piensan que sólo hay una solución a un problema sin tener en cuenta los costes políticos, y esos costes la hacen inviable”, mientras que Carlos Solchaga apuntó que eso “no me parece mal; lo que me parece mal es que luego piense que no se adopta su solución porque los políticos son una panda de ignorantes cobardes que no se atreven a ponerlo en práctica”. Rosa Sánchez consideró la relación entre ambas partes como “instrumental; el político quiere sacar una serie de proyectos y se puede apoyar en el economista. Si no funciona en la otra dirección, si el economista no puede influir sin que se le utilice de forma instrumental, el eslabón está en la comunicación. Echar a rodar en la opinión, publica esas ideas, y si calan, puedes conseguir que influyan en la acción política”.