La periodista y asociada de la APIE publica el libro «Toda la cultura financiera que no te enseñaron en el colegio», pensado para acercar al gran público las bases del conocimiento económico

 

¿Y por qué deberían enseñarnos economía en los colegios? A lo mejor esta es una pregunta que podrían hacerse algunos posibles lectores al ver el título del libro de María Vega, periodista económica y asociada de la APIE que ha desarrollado su carrera en medios como El Mundo, Invertía, El Español y el programa de radio Economía para todos. Hasta que un vistazo a los temas de los que habla -cómo nos empobrece la inflación, cómo renegociar una hipoteca, cómo escoger la herramienta de inversión adecuada, cómo nos llegan al bolsillo las decisiones del Banco Central Europeo- deja claro la conveniencia de contar con una educación básica, explicada en términos sencillos, que nos ayude a entender una actualidad financiera que nos toca muy de cerca.

El colegio no enseñan cultura financiera. ¿Quizá es una carencia de los planes educativos que habría que reconsiderar?

El título recoge dos ideas. La primera es que tener nociones sobre economía es imprescindible para todos ciudadanos y por tanto, todo el mundo debería tener acceso a unos conocimientos básicos. La segunda es que la economía hay que explicarla de manera sencilla, como si nos la enseñaran en el colegio. Dicho esto, y respondiendo a la pregunta, creo que entre las muchas carencias que tienen los planes educativos en España, figura la escasa formación económica.

¿Hasta qué punto ha influido la coyuntura económica actual en la estructura del libro? Si lo hubieras escrito dos años antes o después ¿el orden de los capítulos -o los propios capítulos- habría sido el mismo?

Ha influido muchísimo, aunque me temo que si el libro se hubiera publicado en otro momento -hace cinco años o dentro de cinco años- el primer capítulo habría sido el mismo: la deuda pública. El altísimo nivel de endeudamiento es un problema mundial que está marcando y va a marcar el futuro de muchas generaciones. Este libro contiene muchos ejemplos sobre economía que proceden de las noticias, porque la actualidad informativa también ayuda a acercar la economía a todos los públicos. Pero es un libro atemporal. Los impuestos, la inflación, la transición energética, la vulnerabilidad y desigualdades, etc. van a seguir protagonizando el debate público y marcando nuestras vidas al margen de las modas informativas. Y en la segunda parte del libro, que está dedicada a las finanzas personales, el contenido también tiene la vocación de permanecer vigente. Es un manual que viene bien tener en la estantería para consultar cuando tengamos dudas, por ejemplo, sobre qué debemos tener en cuenta antes de contratar un plan de pensiones.

De todos los temas que abarca la economía, ¿cuál dirías que es el más desconocido por los ciudadanos, y el que más les afecta?

La política monetaria. De hecho, el capítulo que explica la labor de los bancos centrales es el que más esfuerzo me costó escribir. Cada vez que el BCE se reúne para abordar una subida de tipos, toma decisiones que afectan a ámbitos claves de nuestra vida. Ahora se habla mucho de la subida de las hipotecas que es consecuencia del aumento de los tipos de interés. Pero en el mandato sobre el control de la inflación los bancos centrales tienen en su mano la evolución del ciclo económico, del empleo o, a nivel microeconómico, de la revalorización que históricamente han ido experimentando los alquileres ligados al IPC o las pensiones.

¿Quién es el responsable de este nivel de desconocimiento, y qué parte de esa responsabilidad podría corresponder a los periodistas?

Es evidente que los planes de estudio no prestan la atención necesaria a enseñar economía y formar a los ciudadanos en una educación financiera básica. Esto tiene muchas derivadas. Una es que en las redacciones de los medios de comunicación el nivel de conocimiento general sobre aspectos económicos es muy bajo. Por supuesto, hay periodistas especializados que saben mucho, pero ese conocimiento no termina de permear hacia otras secciones. Por ilustrar esta situación de alguna manera, se podría decir que ese conocimiento especializado no llega a las tertulias televisivas a las que se dirige el gran público. Además, este bajo nivel de educación financiera hace que los políticos aprovechen la complejidad del mundo del dinero para manejar la política económica al antojo del ciclo electoral. Dicho todo esto, probablemente no haya un único culpable de este desconocimiento, así que todos los que podamos tenemos que aportar nuestro granito de arena para acabar con él.

Has pasado del periodismo a la comunicación. Vistos ambos campos desde dentro ¿te animas a señalar sus puntos mejorables a la hora de facilitar una información clara y comprensible por el público?

La velocidad a la que se informa y el papel protagonista en la información de las redes sociales en las que se difunden mensajes muy cortos plantea muchos retos. Pero también abre oportunidades y sin duda, el material audiovisual puede resultar útil para llegar a una parte de la población que no se siente atraída por leer sobre conceptos económicos claves en sus vidas, como pueda ser el Euríbor o la inflación. Por otra parte, los medios de comunicación no deben renunciar a seguir apostando por reportajes e informaciones de fondo que permitan ir más allá del dato y ayudar a ordenar ideas y conceptos en el debate público. Y las empresas deben estar a su disposición para ayudar a ese cometido.

En el prólogo dices “que nadie deje de acercarse a la economía por miedo a no entenderla”. ¿Por dónde debería empezar a acercarse a la economía una persona que se considerara un desconocedor total de la misma?

Una de las lecciones que nos dejó la crisis financiera que empezó en 2008 fue la necesidad de educar a las personas en el manejo de su dinero. En aquella crisis, faltó ahorro para hacer frente a los años difíciles y faltó conocimiento, como se demostró con escándalos como los que protagonizaron los afectados por las participaciones preferentes, etc.. Saber de economía hace a los ciudadanos más libres porque les permite entender mejor el entorno en el que viven y prepararse para afrontar el futuro en las condiciones que ellos decidan.

Este ha sido año de elecciones. ¿Crees que una buena formación económica podría influir en los votos de los ciudadanos, incluso haciéndoles plantearse consideraciones por encima de su ideología?

Creo que ayudaría a ordenar el debate político y sería el mejor antídoto contra decisiones o anuncios populistas en materia económica. Si los ciudadanos tuvieran más conocimientos económicos, por ejemplo, en la última campaña electoral se hubiera debatido sobre pensiones de verdad.

La economía fue uno de los grandes ausentes de la campaña electoral. ¿Piensas que se debió a que los partidos no sabían explicársela a la gente, o a que prefirieron refugiarse en mensajes más simples, pensando que era un tema que los votantes no iban a entender?

La simplificación de temas complejos es un mal de nuestro tiempo. Y el debate de las pensiones tiene muchas aristas. El problema es que la política actual se ha centrado solo en una derivada: el poder adquisitivo de los mayores. Y lo ha hecho por dos razones: los votos que representan y lo fácil que es explicar este aspecto. Sin embargo, al olvidar el resto de los ángulos que tiene el gasto en pensiones se omiten elementos muy importantes para la sociedad. Uno de ellos es que, al dedicar tantos recursos a las pensiones, tenemos menos dinero para la educación de los jóvenes que tendrán que sostener ese sistema en el futuro.

Toda la Cultura Financiera que no te Enseñaron en el Colegio. Ed. Deusto. Barcelona, 2023. Precio: 18 euros (papel), 9,49 euros (electrónico).