Las cláusulas suelo y la necesidad de aumentar la información a quienes contratan una hipoteca centran el debate de la tercera jornada del Curso de Economía para Periodistas organizado por APIE
Hipotecas y cláusulas suelo son asuntos espinosos, mas que suficientes para alimentar un prolongado debate entre expertos. Y es precisamente lo que ocurrió en la tercera jornada del XXX Curso de Economía para Periodistas organizado por la APIE con el patrocinio del Banco Popular: bajo el título El nuevo papel de los consumidores bancarios. La polémica de las cláusulas y los gastos hipotecarios, contó con las intervenciones de Jose Luis Martínez Campuzano, portavoz y responsable de comunicación de la Asociación Española de Banca (AEB), Manuel Pardos, presidente de ADICAE, Fernando Méndez González, ex decano-presidente del Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España, José Corral Martínez, decano-miembro de la Comisión Permanente del Consejo General del Notariado, e Iñigo de Barrón Arniches, presidente de la APIE, que actuó como moderador.
Era inevitable que las cláusulas suelo centraran buena parte del debate, y así fue desde su comienzo, con la intervención de José Luis Martínez Campuzano, quien recordó que estas cláusulas eran habituales desde finales de los años 80 “y no sólo en España; muchas servían para hacer viables las hipotecas o para rebajar los tipos de interés”. También hizo mención -no sería el único- a la sentencia del
Tribunal Supremo que rechazaba cualquier posible ilegalidad o mala fe en su aplicación, aunque señalando falta de la información adecuada al cliente en algunos casos, y que ha sentado jurisprudencia en algunos casos “por lo tanto, no estamos hablando de un problema del producto en sí”. Una opinión que fue firmemente contestada por Manuel Pardos, para quien las cláusulas suelo eran, sobre todo, “un modelo fácil de financiación de la banca. Y abusivo. ¿Que hay algunas sentencias que dan la razón? Las habrá, pero creo que la proporción es de noventa sobre diez, esa jurisprudencia a favor del banco es muy pequeña. Y además, el Tribunal Supremo ha dicho también que la banca ha abusado en los gastos hipotecarios”.
Adiós a los tiempos del dinero barato
Para el presidente de ADICAE, “claro que volverán las hipotecas y la compra de vivienda, pero se han terminado los años del dinero barato, que ni pueden ni deben volver”, y un profundo examen sobre los fallos cometidos es la única manera, añadió, de que la banca recupere la confianza perdida entre buena parte de la población. Fernando Méndez González rechazó en su intervención inicial la condena en bloque al sistema hipotecario español, que ha permitido al país situarse en octavo lugar de la Unión Europea en cuanto a número de propietarios de vivienda, y también criticó la sentencia del Supremo sobre la falta de transparencia que, a su juicio, ha provocado que “ningún jurista puede estar seguro de si el contrato que está redactando cumple con las exigencias del Supremo”. Fue más allá, determinando que “hemos pasado de ser el mercado hipotecario más eficiente y mejor, a ser probablemente el más ineficiente”, ya que a las dificultades normales para el crédito hay que añadir las que presenta ahora la ejecución hipotecaria de la vivienda habitual.
El papel de los notarios durante todos estos años centró la intervención inicial de José Luis Corral, que comenzó reivindicando su valor a la hora de reducir los costes transaccionales y el abaratamiento del dinero que se ha producido como consecuencia de la seguridad jurídica que porporcionan; sin embargo, el caso de las cláusulas suelo le pareció un buen apoyo para plantearse el principio de transparencia ante el consumidor en la etapa precontractual de la hipoteca, ya que “el Tribunal Supremo ha determinado que en esos estados el consumidor no estaba lo bastante informado”. El notario, dijo, puede extender su función a esa etapa precontractual para que el consumidor pueda recurrir a él desde el principio, y no sólo en las etapas finales de la firma, ya que, recordó, “el notario no sólo lee la escritura sino que también explica el contenido de las cláusulas del contrato. Y se las explica al consumidor, porque el apoderado de la banca ya se las sabe”.
Tras recordar que el Tribunal Supremo no ha llamado a sustituir el sistema actual, sino a perfeccionarlo introduciendo las reformas oportunas, Corral consideró que estas reformas deberían establecerse “entre la seguridad jurídica y la protección efectiva del consumidor” y sugirió medidas como determinar por ley qué se entiende por incumplimiento grave, el establecimiento de límites a los intereses moratorios, y la regulación de los desahucios, dando más oportunidades a los deudores.
Cuando la información es desinformación
Jose Luis Martínez Campuzano respondió que los bancos “han ayudado a más de un millón de familias para que siguieran al corriente de pago y continuaran teniendo su vivienda”, y recordó que el centro del debate no se centraba en un incumplimiento de la legislación, sino en una falta de transparencia. Sobre esto, Manuel Pardos habló de un control de transparencia doble dentro del contenido, “que hubiera permitido ver el desequilibrio de una cláusula suelo, donde una parte tenía todo el poder, toda la información, y la otra, por mucho que le explicaran, nunca terminaría de entender todo lo que implicaba”, y José Corral se mostró de acuerdo en que “no hay que sepultar con información al consumidor. Si le das mucha pero no le das capacidad para procesarla, no le estás permitiendo que comprenda”.
Tras defender que la seguridad jurídica del gasto necesita no ya una cláusula suelo, sino una clausula techo, ya que “el que compra una vivienda debe saber cuál es el tipo máximo al que se arriesga”, Fernando Méndez González rechazó que las suelo hayan sido abusivas, ya que se cumplió la orden de transparencia, precisando que el Tribunal Supremo ha pedido aún más transparencia de la que ya estaba establecida por ley.
Ley Hipotecaria y dación en pago
La reforma de Ley Hipotecaría y la dación en pago ocuparon buena parte del turno de preguntas; sobre la primera, José Corral consideró que debe mantenerse el sistema, que se ha demostrado “favorable y positivo para los consumidores”, e insistió en reforzar la seguridad jurídica para eviar que se repitan algunas situaciones, mientras que Fernando Méndez González se mostró en contra de posibles nuevas restricciones, ya que, “aparte de ir en contra de la libertad contractual, se traducen en un aumento de los tipos de interés”. Jose Luis Martínez Campuzano defendió la calidad del sistema hipotecario español, “uno de los mejores de Europa”, y declaró que nuestra legislación ya cumplía con los requisitos de transparencia y calidad de la Unión Europea: “la cuestión es si vamos a ir más lejos de lo que se está pidiendo en Europa”.

Vista general de todos los medios asistentes al debate sobre consumidores bancarios celebrado en la tercera jornada del Curso de Economía para Periodistas organizado por APIE.
En cuanto a la dación en pago, puede decirse que, con los matices necesarios, no fue del agrado de ninguno de los participantes: Fernando Méndez González y Jose Luis Martínez Campuzano se mostraron abiertamente en contra, el primero argumentando que esta fórmula “fue creada por una entidad bancaria en una determinada situación económica de la que ya estamos saliendo”, y advirtiendo que fomenta el peligro de la insolvencia estratégica, por la cual “yo veo mañana una casa que me gusta más, la compro y dejo de pagar la otra, y no pasa nada”, mientras que el representante de la AEB se mostró más partidario de la búsqueda de soluciones sociales, como las que ya se han pactado entre entidades y clientes, y que “han beneficiado a más de 90.000 familias”. Por su parte, José Corral declaró que la dación en pago “no debe ser un fin en sí mismo, porque supone la pérdida de la vivienda, aunque te pueda liberar de la deuda” y abogó por acompañarla de otras medidas; un punto de vista con el que estuvo de acuerdo Manuel Pardos, aunque matizando que “la mejor solución la dio Obama, que lo arregló con una moratoria y dijo que en una situación así no se embargaba a nadie”.
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