El presidente de la Asociación Española de Banca advierte contra el peligro de la banca en la sombra y los nuevos competidores al mercado financiero tradicional

Jose María Roldán, presidente de la Asociación Española de Banca, durante su intervención en el curso de economía organizado por la APIE en la UIMP de Santander.

VER GALERÍA FOTOGRÁFICA

El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, ha acudido por última vez -ya que este año dejará el cargo- a su cita anual en el curso de verano organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander. Y ha elegido como tema de despedida la denuncia de la llamada banca en la sombra, definiendo como tal a todos los nuevos agentes del sector financiero que se han incorporado en los últimos años, ejerciendo una competencia feroz sobre la tradicional, pero sin pasar por los mismos controles.

Para Roldán, la severa regulación del sector bancario no servirá de mucho si mientras tanto la actividad del sistema financiero en la sombra está sometida a una menor exigencia regulatoria, y “a una supervisión casi inexistente”. De hecho, ha afirmado que “en el nuevo mundo financiero, los bancos llevan las de perder: deben compartir sus clientes con las biotechs, pero estas no están obligadas a lo mismo” y ha llegado a advertir de un hipotético futuro en el que esta competencia digital llegue a expulsar de los mercados a los operadores tradicionales: “Entonces, las condiciones de protección al consumidor se habrán degradado para siempre”, ha declarado.

En el turno de preguntas, el presidente de la AEB ha criticado con dureza la decisión de la CNMC de hacer público el expediente sancionador que ha cursado a cuatro entidades bancarias por su gestión de los créditos ICO; “me hace sentir tremendamente incómodo”, ha declarado, recordando que su Asociación siempre ha recomendado discreción en este tipo de operaciones, ya que, independientemente del resultado, se le produce al investigado “un daño reputacional irrecuperable”.