Los secretarios generales de UGT y CCOO se muestran de acuerdo en actuar contra la congelación del SMI y se muestran optimistas sobre el acuerdo de las pensiones

Unai Sordo y Pepe Álvarez, Secretarios Generales de CCOO y UGT, a su llegada al curso de economía organizado por la APIE en la UIMP de Santander.

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En su ya habitual cita en el Curso de Economía organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica en la UIMP de Santander, Pepe Álvarez y Unai Sordo, secretarios generales de UGT y CCOO respectivamente, se han mostrado de acuerdo en responder activamente si el Gobierno se mantiene en “una congelación” del Salario Mínimo Interprofesional. “Si no hay subida del SMI habrá movilizaciones”; el anuncio ha sido hecho por Unai Sordo, líder de Comisiones, pero refrendado palabra por palabra por Pepe Álvarez, de UGT.

Sordo ha justificado su postura argumentando que “España está todavía en los límites en los que la subida del SMI genera empleo”, aunque Pepe Álvarez se ha mostrado optimista y ha opinado que “creo que no terminará el año sin que se produzca alguna subida”.

El optimismo ha estado presente también en ambos líderes sindicales cuando han hablado de la reforma de las pensiones, de la que han declarado que está “muy avanzada”, pero no concluída, y por eso han coincidido en no ofrecer demasiados detalles sobre el estado de la negociación, por una precaución elemental que asegure que todo llegue a buen puerto. De todos modos, “espero que la semana que viene lo podamos concretar en un acuerdo de facto”, ha declarado Álvarez.

Analizando la evolución de la economía y la sociedad durante el año largo de pandemia, Pepe Álvarez ha declarado que la covid ha servido, al menos, para dejar clara “la necesidad de reforzar los servicios públicos. El sanitario, por supuesto, pero también el educativo, o lo que ha ocurrido en el SEPE y en la Seguridad Social por falta de medios para atender las demandas y las necesidades”. Por su parte, Unai Sordo ha alabado la política de los ERTEs, de la que ha dicho que ha sido “una fórmula por las que más de tres millones de trabajadores pudieron acceder a sus prestaciones de desempleo, y las empresas no tuvieron que despedirlos”.