El presidente de AireF participó en el curso de verano de APIE reclamando que España tome las riendas y diseñe un plan estratégico propio para la gestión de las futuras crisis

 

Para el presidente de la Autoridad Independiente de Responsabildad Fiscal (AireF), la crisis ha servido para mostrar dos debilidades en las que nadie había caído en los años de bonanza, una a nivel nacional y otra a nivel europeo: en el primero, la economía española no estaba lo suficientemente preparada para desenvolverse de una forma sólida en la Unión Europea cuando esta fue sometida a estrés y tensiones, y en el segundo, la propia Unión Europea resultó ser un área monetaria mucho más imperfecta de lo esperado.

“La crisis, tanto a nivel nacional como europeo, se gestionó ignorando gran parte de estas imperfecciones”, declaró Jose Luis Escrivá durante su intervención en el curso de verano que cada año organiza la APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Las debilidades del sector, añadió, incluyen temas como la prociclicidad de las cuentas públicas, que ocasionó una acumulación de saldos estructurales primarios responsables de 25 puntos de los 65 que aumentó en total la deuda pública durante la crisis. Otras se refieren a “la retroalimentación entre el riesgo soberano y bancario, y las deficiencias estructurales en el proceso presupuestario y en las instituciones fiscales”.

Jose Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AireF) durante su intervención en el curso de economía organizado por la APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.

Jose Luis Escrivá, presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AireF) durante su intervención en el curso de economía organizado por la APIE en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander.

La propuesta de Escrivá para evitar que, en el caso de una nueva crisis, se volvieran a reproducir los errores del pasado, pasó por un reforzamiento de la capacidad de decisión de la economía española, a través de la aplicación de reglas “que ayuden a estabilizar las cuentas públicas a lo largo del ciclo economico”. Señaló en este campo la importancia de la Regla de Gasto, a la que calificó como una herramienta que “explota al máximo la capacidad estabilizadora del sistema fiscal”, adecuando el gasto al crecimiento potencial de la economía. Su utilización, añadió, habría limitado sensiblemente el crecimiento de la deuda pública en España. El problema es que no se ha desarrollado normativamente, su definición es confusa, casi ningún presupuesto contiene información sobre ella, y el Estado y muchas comunidades no la cumplen. Como consecuencia de lo cual “se ha convertido en una regla inútil. Y este es el problema de España: dejamos de cumplir el marco que nos imponemos a nosotros mismos”.

Europa no es segura

Para el presidente de AireF, la urgencia de que España haga lo posible por corregir estas malas practicas dentro del ámbito nacional es apremiante, por cuanto no considera que el marco europeo esté exento de debilidades, entre las que señaló la complejidad de su diseño, las inconsistencias y la escasa exigibilidad. “En este momento todavía hay dudas de que tengamos un marco estable europeo que inmunice a los países de la retroalimentación negativa de riesgo bancario y riesgo soberano, y no hay propuestas que nos permitan pensar que esto vaya a ser así de una forma tangible en los próximos años”.

La solución es que España diseñe “un plan presupuestario a medio plazo, realista y creíble, para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas”, plan que pasa, según declaró, por el refuerzo del marco institucional nacional de las finanzas públicas y por el aumento de la transparencia. Pero, muy especialmente, pasa por asegurar la aplicación práctica de las leyes, que actualmente queda disuelta por las numerosas trabas a que se les someten en los diferentes niveles de las administraciones. “Hay que hacer corresponsables a todo el marco de responsabilidad presupuestaria y fiscal, incluídas las comunidaes autónomas. Y la forma de hacerlo es que ellas mismas sientan que el objetivo les pertenece, y que si se establece una regla de gasto participen en el proceso de creación, para que se enteren de cómo funciona y para que no lo perciban como algo que les llega ya hecho desde fuera”.

Esta corresponsabilidad, añadió, sería muy útil a la hora de afrontar problemas que recaen en gran parte sobre el sector autonómico, como es el de la financiación de la Sanidad, que “tiene una dinámica de gasto muy fuerte”. El envejecimiento de la población, añadió, aumentará esta dinámica de gasto, lo que hace al plan conjunto especialmente necesario. Este envejecimiento tiene mucha relación con el déficit estructural que la AireF ha estimado en 20.000 millones de euros, de los cuales 12.000 millones corresponden a la Seguridad Social y 8.000 a las autonomías, y que aún estaríamos a tiempo de cuadrar acordando una reforma normativa planeada a medio y largo plazo.

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