El director general de la Fundación COTEC denuncia los graves efectos de los recortes en investigación y defiende una apuesta fuerte en este terreno para crear un nuevo modelo de crecimiento
¿La ciencia española sigue siendo el patito feo de nuestra economía? Tal podría parecer, una vez más, a tenor de la intervención de Jorge Barrero en el Curso de Verano organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. El nuevo director general de la Fundación COTEC para la Innovación Tecnológica no se benefició en absoluto de intervenir inmediatamente después de Luis de Guindos, circunstancia que distrajo la atención de buena parte de los periodistas presentes. Pero su intervención arrojó mucho sentido común sobre un tema clave: la importancia de la ciencia y la investigación en la salida de España de la crisis. Y el poco o ningún caso que se está haciendo para impulsar esta oportunidad.
Barrero comenzó su intervención declarándose “neutral”, pero aclaró que “neutralidad no es indiferencia, y no me voy a ahorrar ningún adjetivo para descubrir el profundo deterioro en el que está ahora nuestro sistema de investigación”. En efecto, no lo hizo. Un breve repaso histórico le sirvió para evidenciar el escaso interés que la ciencia ha tenido en la historia de España, remontándose a los tiempos de Ramón y Cajal, nuestro primer -y casi único- Nobel en este campo, “un freelance de la investigación”, según lo calificó, cuyo prestigio internacional obligó al Gobierno a construir alrededor suyo un organismo de investigación, el Laboratorio de Investigaciones Biológicas. “Hay países que tienen instituciones centenarias, e incluso bicentenarias, para obtener premios Nobel. Nosotros hicimos justo lo contrario”.
Una «caída abrupta»
Ya en tiempos más recientes, declaró Barrero, hubo que esperar a 1996 para que los presupuestos para investigación comenzaran a crecer; la ciencia cobró importancia política, y eso propició el aumento, que alcanzó el máximo en 2009, año en que España llegó a ser la novena política científica mundial. A partir de ahí, comenzaron los recortes: 200 millones de euros menos en 2010, mantenimiento en 2012, y en los años sucesivos, “una caída abrupta”, que sólo se ha mantenido sin reducciones en el último ejercicio.
Barrero enumeró las consecuencias que ha tenido sobre el tejido científico español esta política de recortes: destrucción del tejido de empresas innovadoras, crisis en los sectores de alta tecnología, caída del empleo cualificado, caída de patentes, fuga de talentos, infraestructuras no operativas, ralentización de la actividad investigadora y erosión de la marca internacional. “No fue la crisis lo que acabó con la ciencia en España, fueron las políticas de austeridad”, declaró. “La prima de riesgo científica ha subido mucho y España no es creíble para participar en proyectos de investigación por su volatilidad en la apuesta por la ciencia”.
El director general de COTEC apostó por una política de crecimiento basada en las personas, poniendo el deporte como analogía de un campo en el que España ha pasado a ser una potencia considerar gracias a iniciativas de apoyo; del mismo modo en que el rendimiento de los atletas españoles se ha disparado en los últimos años, explicó, lo mismo puede ocurrir con los investigadores, si se parte de la base de que todas las personas y organizaciones pueden ser educadas e incentivos para ser más innovadoras, y de que “existen personas y organizaciones con capacidades extraordinarias que deben ser singularmente reconocidos y apoyados”.
Investigación y mercados
No todos los efectos de la crisis han sido negativos, señalo Barrero; si no para otra cosa, han servido para que los ciudadanos cobren conciencia de que la ciencia merece la pena, y es un campo en el que es necesario invertir. En este sentido, señaló varias áreas de investigación donde España puede tener importantes oportunidades en el periodo 2015-2020, como son el envejecimiento, la energía y el cambio climático, y tres mercados estratégicos: América Latina, Europa y la zona del Mediterráneo. También señaló las grandes carencias a subsanar, como son la educación y la financiación. En este último campo, indicó que si bien en el caso de las grandes empresas es conveniente facilitarles el crédito para este terreno, las pymes sólo pueden recurrir a las subvenciones para conseguir fondos con que adentrarse en este campo.
Barrero concluyó su intervención con una cita de Luis de Guindos, su predecesor en las jornadas del curso, pronunciada en 2008: “la productividad es como el colesterol. hay uno bueno y uno malo para la salud”. La inversión en I+D, declaró, es sin duda uno de los factores claves para mejorar en la productividad “buena”. Y si no se lleva a cabo un gran esfuerzo para potenciarla, “sufriremos en breve la desatención de este vector de crecimiento”.