El ex presidente de la APIE (2016-2021) recibe una Placa de Honor en agradecimiento por los años que estuvo al frente de la Asociación

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Por última vez, Iñigo de Barrón Arniches se subió al estrado en la entrega de los premios Tintero y Secante, aunque en esta ocasión lo hizo en calidad de ex presidente, para recoger la Placa de Honor otorgada por la Junta Directiva en agradecimiento por los seis años en que estuvo al frente de la Asociación. Unos años en los que, según dijo su sucesor en el cargo, Jorge Zuloaga Montero, “el impacto y la influencia de la APIE se han fortalecido”.

En palabras de Zuloaga, la gestión del bilbaíno Íñigo de Barrón ha sido comparable a la de “un entrenador del Athletic. Juego claro y directo, sin florituras. Incluso en alguna ocasión con alguna merecida bronca a empresas como hubiera hecho el mismísimo Clemente. La formación de las nuevas generaciones de periodistas (y de las viejas), la defensa de las condiciones en las que trabajan los periodistas y la ética han estado siempre en su agenda”.

En sus palabras de agradecimiento, el ex presidente recalcó la necesidad de que “seamos más, que los compañeros se asocien y que aporten ideas y también críticas cuando no se hacen bien las cosas”, así como la obligación de la APIE de “trabajar según los principios básicos del periodismo”, si quiere mantener el prestigio ganado en estos últimos años. “Mucha gente dirá que la búsqueda de un periodismo mejor, basado en los hechos, es una quimera, una utopía, pero no es cierto”, añadió, recalcando además que “todos los que utilizan el periodismo con fines espurios de chantaje, no solo se perjudican a ellos sino también a toda la profesión”.

Finalizó Íñigo de Barrón con una cita, cuyo autor no quiso desvelar hasta el final: “Periodista es el que tiene en sus manos una pluma y, cómo sabe todo el bien y todo el mal que puede hacer con ella, la maneja con la templanza y serenidad de una conciencia íntegra. Periodista es el hombre que es capaz de sacrificar sus predilecciones por la verdad hablando mal de un amigo y bien de un enemigo cuando lo exija la justicia. Periodista es el que no olvida nunca cuando escribe que lo que tiene enfrente y más próximo de su pluma es el corazón, y siempre es bueno y generoso. Y no envenena jamás la tinta de la que se sirve con la infamia. Ese es un periodista; el que no es así es un malhechor de la pluma”.

Estas palabras fueron escritas en 1933 por el dramaturgo Carlos Arniches, bisabuelo de Íñigo de Barrón, quien concluyó señalando que “no han cambiado tanto las cosas”.