El Director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real instituto Elcano, y Profesor Titular de Economía Aplicada en la UNED abrió la segunda sesión de las Jornadas económicas organizadas por APIE en la Universidad de Alcalá de Henares

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“No podemos decir: ya han llegado las renovables, eso es Jauja”. En su intervención inaugural de la segunda sesión de las Jornadas organizadas por APIE en la Universidad de Alcalá de Henares, Gonzalo Escribano describió un mundo imparable con un sólido respaldo social y un considerable potencial económico: pero también advirtió de muchos cabos sueltos que siguen presentes hoy en el mundo de la energía convencional, y que, de repetirse en las renovables, podrían provocar graves trastornos financieros y geopolíticos en el paso de un modelo energético a otro. “Es importante el marco institucional y el buen gobierno”, declaró. “Creemos un buen sistema para no repetir los errores del pasado”.
La situación es ya imparable, como lo demuestra el crecimiento porcentual de las energías renovables en todo el planeta y, sobre todo, su abaratamiento; entre 2010 y 2019, los costes de la energía fotovoltaica han caído un 82%, la concentrada solar “que en España tenemos abandonada y es fantástica” un 47%, la eólica un 40% y la eólica offshore un 29%. Como consecuencia, se dan casos como el de “la muy petrolera Texas que genera hoy más electricidad con viento que con combustibles fósiles”. Por si fuera poco, cuentan con un amplísimo respaldo social, como demuestran las encuestas que realiza periódicamente el Instituto Elcano, donde “cuando preguntamos a los españoles cuál es la prioridad de nuestra política exterior, desde hace años nos dicen que es la lucha contra el cambio climático. Y cada vez es más importante. Otras como la lucha contra el terrorismo o la seguridad energética, van cayendo, pero esta no”.
Es un nuevo cuadro el que se dibuja, en el que España podría estar situada en uno de los puestos de cabeza en campos como el sol o el hidrógeno verde; los problemas, señaló Escribano, vienen de abundantes huecos en la legislación internacional, y de una ausencia de políticas unidas, como puede apreciarse en la falta de proyectos energéticos comunes en los que participan países de gran potencial como España, Italia y Grecia; “¿Cómo es posible que no podamos integrar nuestros mercados eléctricos?” Frente a países que ya son importadores de electricidad renovable, como Alemania, tenemos la paradoja de España, donde “vertimos energía eólica y solar porque no tenemos capacidad para exportarla”.
Hay otros problemas, de magnitud internacional, que vienen derivados de la falta de gobernanza presente en muchos países productores de combustibles fósiles: “Si mañana Arabia Saudi se convierte en un gran exportador de hidrógeno verde ¿va a ser su gobernanza mejor?”, señaló Escribano. Los futuros electroestados podrían no ser mejores que los petroestados, pero esta gobernanza es la clave que determinará cuáles serán los ganadores y los perdedores de la transición energética: si bien Argelia, Arabia Saudí o Rusia se cuentan entre los países con más potencial solar o eólico, “no tienen instituciones, mercados financieros profundos, capacidad industrial propia, industria local”, añadió. “No todo el que tenga sol va a ser un electroestado potente, porque necesitas más cosas”.
En la transición energética, advirtió Gonzalo Escribano, “va a haber ganadores y perdedores”; la solidez de su gobernanza y sus acuerdos definiría a los primeros tanto como su capacidad de producción, mientras que los perdedores, añadió, serían los que, ocupando ahora una posición de privilegio en el suministro de combustibles fósiles -Argelia, Nigeria, Venezuela-, serán incapaces de cambiar su modelo “a renovables, a petroquímica o a hidrógeno”.