La Fundación de Estudios de Economía Aplicada, en un acto organizado conjuntamente con APIE, presenta su informe sobre los efectos de la reforma fiscal

La reforma fiscal que entró en vigor el primer día de 2015 supondrá una reducción en las cotizaciones del IRPF para un 60 por ciento de los contribuyentes y un aumento para un 5 por ciento, mientras que el 30 por ciento restante quedará prácticamente igual que antes. Estas son las conclusiones básicas del informe que ha presentado la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA), en un evento organizado conjuntamente con la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), y en el que se ha recurrido con frecuencia a las figuras de “ganadores” y “perdedores” para diferenciar a los que pasarán a pagar más o menos.

El informe, elaborado por Julio López Laborda, Jorge Onrubia y Carmen Marín, se ha llevado a cabo proyectando los datos de la muestra anual de declarantes del IRPF del año 2011 -la última disponible al día de hoy- sobre el ejercicio de 2014; posteriormente, se ha hecho la declaración de las rentas así estimadas de la muestra bajo tres normativas: la de 2014 previa a la reforma, la que se aplicará tras la primera fase de la reforma, en vigor desde enero de 2015, y la aplicable cuando la reforma se complete, lo que sucederá, si ningún proceso electoral lo impide, en 2016.

Los resultados arrojan una gran mayoría de “ganadores”, en el sentido de que buena parte de los contribuyentes pagará menos; algo en cierto modo esperable, considerando la magnitud de la rebaja: la eliminación de las tarifas complementarias introducidas en la reforma de 2011 supondrá un descenso en la recaudación de 5.000 millones de euros en la primera fase y de otros 1.400 en la segunda lo cual, en porcentajes, supone, respectivamente, un 14,52% y un 18,78% menos.

Rebajas mal repartidas

Pero es en la letra pequeña de las modificaciones donde aparecen las diferencias. Según se lee en el informe, “El rendimiento neto del trabajo se reduce, de media, en un 1,99%, y el de las actividades económicas, en un 1,61%. (…) En cambio, la eliminación de la exención de los 1.500 euros para dividendos y participaciones en beneficios tiene un impacto sustancial sobre los rendimientos de capital mobiliario gravados en la base del ahorro, que crecen de media un 26,18%”. Como consecuencia, según declaró López Laborda, “los más beneficiados son aquellos cuya renta está integrada principalmente por sus rendimientos. Son pocos contribuyentes, muy ricos”.

La redistribución parece ser el talón de Aquiles de esta reforma, y los autores del informe no dudan en señalar su ineficacia a la hora de reducir la desigualdad; de hecho, su efecto redistribuido es menor que en anteriores reformas fiscales. Según declaró Julio López Laborda, aunque todas las décilas de renta pagan menos, “a medida que aumenta la renta, el porcentaje de reducción es más pequeño, y el 10 por ciento de este grupo de contribuyentes tiene un ocho por ciento más de ganancia. El 1 por ciento de los contribuyentes de renta más elevada -superior a 94.000 euros-, pagará un 9,8 por ciento menos en dos años”. “Puede afirmarse que la contribución del IRPF a la corrección de la desigualdad de la renta va a disminuir a consecuencia de la reforma”, establece el informe.

Por otra parte, las rentas más bajas procedentes del trabajo y de actividades económicas son las otras principales beneficiadas de la reforma, que atiende también de forma especial a las familias con hijos. Las declaraciones separadas tienen un beneficio menor que las conjuntas, y las conjuntas un beneficio menor que las monoparentales. La mayor rebaja en este campo se da en una declaración monoparental con tres o más hijos a cargo: una reducción superior al 62%. El informe estima en 693 millones de euros anuales el coste de la deducción por familia numerosa y discapacidad, y en 780 millones anuales el de la deducción por maternidad.

El colectivo de pensionistas, en cambio, apenas notará las consecuencias de la reforma, y sus cuotas disminuyen por debajo de los porcentajes medios para el conjunto de contribuyentes.

Según declaró López Laborda, el número de ganadores supera al de perdedores en todos los tramos, y la ganancia de media es mayor para los que están en los tramos bajos que en los altos, aunque lógicamente haya grandes diferencias en las cantidades; una amplia rebaja porcentual para los que menos ganan siempre supondrá menos dinero que una rebaja menor para las rentas más altas.

El tramo de las comunidades

A la hora de realizar las estimaciones del informe, sus autores han sumado el tramo correspondiente a la carga fiscal establecida por el Estado con el correspondiente a cada comunidad. Aunque el impacto de la reforma sobre el IRPF autonómico es “muy reducido”, hay  algunas diferencias significativas entre unas autonomías y otras a la hora de reducir su cuota. Los que menos lo han hecho han sido Castilla La Mancha, Canarias y Castilla y León, y las que más, Cataluña y La Rioja. “En términos agregados, un 42,9% de los contribuyentes va a pagar un IRPF autonómico menor entre 2014 y 2015, y un 23,6%, un impuesto mayor”.

Preguntado sobre si la ambición de esta reforma fiscal ha podido ser frenada en parte por el elevado volumen de déficit que aún sufre el país, Ángel de la Fuente, director de FEDEA, reconoció que era posible, aunque no quiso entrar en especulaciones; sí declaró que ha habido un consenso general entre los autores del informe sobre la innecesaria complejidad de la reforma: “ha tendido a complicar un poco más un impuesto que ya era complicado de por sí. y quizás tenía que haber ido en sentido contrario, en vez de complicarle la vida al contribuyente”.

Descargar el informe completo