Las posibles medidas para garantizar la suficiencia y la contributividad del sistema protagonizan el debate de la segunda jornada del XXX Curso de Economía para Periodistas organizado por APIE
¿Cuál es el futuro de nuestras pensiones? O, por decirlo es un modo más terminante: ¿tienen futuro nuestras pensiones? Por lo menos, los tres especialistas que se reunieron para hablar del tema en la segunda jornada del XXX Curso de Economía para Periodistas organizado por la APIE con el patrocinio del Banco Popular coincidieron en afirmar que sí, lo tienen; pero siempre y cuando el sistema sepa adaptarse a los cambios que llegarán en los próximos años para asegurar no sólo que todos reciban una pensión digna, sino que el poder adquisitivo de la misma no se vaya reduciendo año tras año. Es en los cambios que hay que afrontar donde se produjeron las discrepancias principales entre Rafael Domenech, Economista Jefe de Economías Desarrolladas del BBVA, Carlos Bravo, secretario confederal de Protección Social y Políticas Públicas de Comisiones Obreras, y Diego Valero, presidente de Novaster, que contaron con Amparo Estrada, de la Junta Directiva de la APIE, como moderadora del debate.
Domenech: apuesta por el modelo nocional
Abrió la sesión Rafael Domenech, opinando que el sistema de pensiones es “viable y sostenible”, pero que debe adaptarse a todos los cambios demográficos y sociales que está experimentando la sociedad, con cambios graduales y efectivos “a la velocidad adecuada para que las cosas ocurran”. Tal y como estableció, si España recuperara el nivel máximo de empleo de que disfrutó en el año 2008, y contando con la pensión media, los salarios medios y el número de pensiones de 2016, “casi se volvería al equilibrio”, pero ese nivel de empleo aún va a tardar años en llegar, y mientras tanto el número de pensiones y la pensión media seguirán creciendo: de los nueve millones de pensiones actuales, en el año 2050 habremos subido a quince millones, que necesitarán 27 millones de asalariados para mantenerlas.
Señaló también que España ha llegado con retraso a la transición demográfica con respecto a otros países de Europa, pero que ese retraso, paradójicamente, nos beneficia, pues nos permite examinar las medidas adoptadas por otros países europeos y utilizar las más convenientes; entre ellas, Domenech se decantó por el modelo de cuentas nocionales -donde la prestación es directamente proporcional a las aportaciones realizadas durante toda la vida laboral- implantado en países como Suecia, “todo un referente para mí, que garantiza la contributividad y la distribución”. Habló también de la necesidad de aumentar la presión fiscal, a la que, añadió, no hay que tener miedo, pues lo importante no es que los impuestos sean altos o bajos, sino la eficiencia de las administraciones que perciben los individuos. “Si perciben que se están empleando correctamente, no acusan tanto la presión”.
Bravo: futuro con altibajos
Por su parte, Carlos Bravo, tras señalas que iban a producirse “peligrosas coincidencias” entre su intervención y la de Rafael Domenech, señaló que, dentro del esfuerzo por encontrar el equilibrio que garantice el futuro del sistema “el número de pensiones es la única variable sobre la que nuestra capacidad de decisión es próxima a cero; todo lo demás posibilita actuaciones”. Actuaciones que añadió, deben ir más allá de lo que se ha hecho hasta el momento, que es reducir la pensión media aplicando la evolución de la esperanza de vida, lo cual va reduciendo su cuantía entre un 0,5 y un 0,7% anual, y terminará produciendo, a partir de 2019, “pensiones claramente inferiores para gente más joven”.

Carlos Bravo, secretario confederal de Protección Social y Políticas Públicas de Comisiones Obreras.
El incremento de la esperanza de vida y el incremento de población anciana son dos factores que juegan en contra de este equilibrio, así como el incremento de la pensión media, que no ha dejado de crecer, porque las nuevas pensiones son mejores que las de las personas que fallecen; además, añadió Bravo, “De aquí a 2030 el número de pensionistas tendrá una subida continua, pero el gasto público tendrá altibajos: por ejemplo, disminuirá cuando lleguen los años de baja natalidad”.
Entre las alternativas que Carlos Bravo puso encima de la mesa estaba repasar los tipos de cotización “que no se han tocado desde 1995 y, del mismo modo en que ha habido márgenes para la bajada, tiene que haber márgenes para la subida”. La reforma fiscal efectuada en 2013, declaró, ha asegurado la pervivencia del sistema hasta mediados de siglo, pero sacrificando en exceso la suficiencia, ya que las medidas a aplicar doblan las necesidades del sistema.
Valero: la clave es la información
Comenzó Diego Valero su turno mostrándose muy de acuerdo con los otros dos participantes, “para no desentonar”, pero recordando que, en un mundo que indudablemente envejece, hay sistemas como el de la Seguridad Social española que permanecen prácticamente intactos desde hace 50 años, y que “no se adapta a la realidad de la situación”. Coincidió en que la viabilidad del sistema a largo plazo está asegurada gracias a las reformas fiscales de 2011 y 2013, pero el problema estará en la adecuación y suficiencia de esas pensiones del futuro, ya que “en 2013 y 2060 nos vamos a gastar lo mismo”.
Haciendo un breve repaso de las medidas adoptadas por otros países para asegurar el futuro del sistema, Valero enumeró medidas como la reforma de la edad de jubilación aumentando la edad legal absoluta, o el vínculo de la edad legal a la esperanza de vida, obtenida a través de cálculos y ratios. Otras soluciones incluyen incentivar la prolongación de la vida activa mediante sistemas de Contribución Definida Nocional (CDN), con atribución de derechos a las cotizaciones, o aumentar los requerimientos para obtener la pensión completa, con más años de cotización. Pasando por aumentar su financiación por vía fiscal, como se hace en Suecia, crear un grado de edades flexibles de jubilación, como se hace en Noruega, o establecer un sistema complementario, como el Reino Unido, donde todas las compañías integran a sus empleados en un plan de pensiones donde trabajador, empresa y Estado comparten los procentajes de aportación.
Pero, sobre todo, el presidente de Novaster insistió en la necesidad de ofrecer una buena información a los contribuyentes, algo que ahora, afirmó, no se está haciendo: “La gente tiene miedo, porque oye que el fondo de reserva de pensiones se está agotando y eso les crea pánico. Pero el fondo de reserva, en su mejor momento, almacenó 60.000 millones, y nos gastamos 100.000 cada año. Era sólo una pequeña reserva que se puso cuando las cosas iban bien. pero peor todavía es que la gente no tiene información de cuánto va a cobrar de pensión: hay quien espera cobrar 1.500 euros y cuando de jubila se encuentra con 800, porque nadie le avisó hace veinte años. Eso es lo dramático”.
Buena salud, más años de trabajo
La viabilidad del modelo nocional centró buena parte del turno de preguntas; Carlos Bravo consideró que no es aplicable a España, ya que provocaría un impacto considerable sobre el colectivo femenino, o de autónomos: “Tienes que meter tantos factores de corrección, que al final es otra cosa”. Diego Valero indicó que hay que distinguir entre los modelos nocionales que existen en diversos países, y huir de una importación directa, ya que esta “haría bajar las pensiones a la mitad”. Precisamente fue este el motivo por el que Rafael Domenech siguió defendiendo el modelo, ya que no tiene sentido seguir en un sistema “donde la gente va a cobrar el doble de lo que está cotizando. Además, tiene la ventaja de que aumenta la contributividad y permite ver la cantidad que cada trabajador va acumulando con el tiempo”.
Hubo también consenso en un tema que, por otra parte, no constituye ninguna sorpresa: las nuevas generaciones se jubilarán más tarde. Los 67 años son ya aceptados ampliamente, pero no puede saberse cómo el futuro hará evolucionar nuestra calidad de vida en la ancianidad. Podría hablarse, como indicó Rafael Domenech, de los 70 o los 75 años; pero pocas dudas quedan de que “la gente deberá estar ligada al sistema productivo durante mucho más tiempo”.
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