El presidente de Renfe habla de la liberalización y la reducción de servicios en un desayuno informativo de la APIE

Julio Gómez-Pomar, presidente de RENFE, durante el desayuno de prensa organizado por APIE.

“Estamos perfectamente preparados para competir en el mercado ferroviario”. La primera rueda de prensa en el año y medio que lleva en el cargo, el anuncio de supresión de servicios en aras de “la eficiencia económica” y una liberalización que comenzará en poco menos de dos meses eran motivos suficientes para que la comparecencia de Julio Gómez-Pomar, presidente de Renfe, en el desayuno informativo organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) atrajera a los principales medios de comunicación del país.

Consciente de las expectativas, Gómez-Pomar centró su intervención en la situación actual de la compañía y en los acontecimientos que la afectarán en el futuro a medio o muy corto plazo, desde la inminente liberalización del sector ferroviario y la división de Renfe en cuatro compañías a la marcha del ERE en la empresa y la supresión de servicios que no alcancen el mínimo de eficiencia económica, cifrado por la operadora en un 15% de ocupación. Ello supondría una reducción estimada de los algo más de 3.500 servicios actuales a alrededor de 3.000.

Deuda y saneamiento

Gómez-Pomar ligó parcialmente la situación actual de Renfe a la crisis actual, “ya que la actividad en el transporte está íntimamente ligada a la económica”, y a una deuda heredada de 5.200 millones de euros, que han conseguido reducir en 200 millones en un año. “El saneamiento de las cuentas es nuestro principal objetivo”, señaló, indicando que 2013 se presentaba como un año “complicado” en ese sentido tras la absorción de FEVE en diciembre, y el aumento del canon que deben pagar a ADIF por el uso de sus infraestructuras. De no ser por los gastos asociados a estos dos organismos, declaró el presidente de Renfe, “la operadora de por sí no tendría pérdidas”.

El ERE anunciado por la empresa forma parte también de este proceso de saneamiento. Preguntado por su evolución, Gómez-Pomar declaró que las bajas “tendrán carácter voluntario, sin limitación de edad. Hemos tenido dos rondas de negociaciones, y los sindicatos están de acuerdo en el ERE, creen que es una buena decisión. Ahora estamos iniciando las negociaciones para ver el número de personas que se pueden acoger a este proceso”.

Sobre la supresión de líneas, y tras situar el porcentaje de las que serían eliminadas entre el 10 y el 20 por ciento dependiendo de la comunidad autónoma, Gómez-Pomar estimó que permitiría a la operadora alcanzar un ahorro total de unos 50 millones de euros. “Se trata de ver que un tren tiene sentido cuando transporta a varios cientos de personas; no a unas pocas decenas, porque tiene un coste elevadísimo”. El presidente de Renfe no quiso ofrecer cifras sobre el número de pasajeros afectados por la reducción ya que, dijo, “es difícil estimar qué es exactamente un pasajero afectado, o hasta qué punto afecta a una persona que le quiten el tren de las siete de la mañana si puede seguir usando el de las ocho menos cuarto”. En todo caso, anunció que algunas líneas de largo recorrido harían paradas en las estaciones eliminadas de los servicios de media distancia.

Servicio público y servicio comercial

Pero, como era esperable, el proceso de liberalización fue el tema que centró la mayor parte de las preguntas, un proceso cuya puesta en marcha fue anunciada para el 31 de julio. Gómez-Pomar diferenció entre las obligaciones de servicio público, que comprenderían las Cercanías y los servicios regionales, y los servicios comerciales, donde estarían incluídos las líneas de largo recorrido y Alta Velocidad “que no se deben subvencionar y deben ser autosuficientes”.

La liberalización afectará a cada sector de una manera diferente; los servicios públicos podrán salir a concurso para su privatización, mientras que los comerciales permitirán la entrada de nuevos operadores que compitan con el ya existente, algo que el presidente de Renfe estima que ocurrirá “muy pronto”, determinado únicamente por las complicaciones del proceso que supone crear y poner en marcha una empresa ferroviaria. La aparición de competidores en un campo que ha sido tradicionalmente exclusivo de su compañía no entra entre las principales preocupaciones de Gómez-Pomar, que declaró tajantemente que “Renfe está perfectamente preparada para competir en el mercado ferroviario”.

Otras novedades presentadas en el acto han sido los buenos resultados, que serán concretados en un próximo anuncio, de la política comercial emprendida en las líneas de largo recorrido y alta velocidad, que, declaró, “ha conseguido aumentar la ocupación y el número de viajeros en los trenes con neutralidad financiera, sin impactar en la cuenta de resultados”, la puesta en marcha de la línea de Alta Velocidad a Alicante a tiempo para la celebración de las Hogueras de San Juan y una reducción en el presupuesto de la concesión de los servicios de restauración de a bordo, que pasa de 80 a 63 millones, y que deberá incluir unos patrones similares al servicio en los aviones con carros con comida y bebida que recorran los distintos vagones, y el servicio en el asiento en la clase preferente de Alta Velocidad.

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