El periodista y asociado de la APIE publica Crisisfobia, un libro pensado para guiar a los ciudadanos por los problemas del día a día derivados de la crisis económica en materias como la energía, los impuestos, la banca o las pensiones.

Informar, y también formar. Contar, y también divulgar. A pesar del gran volumen de noticias que recogen los medios económicos, hay ocasiones en que los ciudadanos de a pie pueden encontrarse faltos de noticias que les cuenten cómo todo lo que está pasando les afecta directamente a ellos y a su economía particular. Un hueco que ha venido a llenar el periodista y miembro de la APIE José María Camarero – Talaván (Cáceres), 1981 – con su libro Crisisfobia, donde ofrece explicaciones prácticas de cuestiones como la banca, las pensiones, los impuestos y, desde luego, la energía. Todo ello pensado para que sus lectores sean conscientes del poder y las herramientas de que disponen para manejarse y defenderse con mayor eficacia y hacer valer sus derechos; con crisis o sin ella.

Comenzando por el título del libro ¿qué querías expresar con él? ¿Lo normal no es tenerle fobia a una crisis?

Más bien, lo deseable sería no tenerle miedo a la incertidumbre. O, al menos, perderle un poco de miedo a la inestabilidad económica. Crisisfobia trata de ser una inyección de apoyo a los millones de hogares, y también a muchas pymes y autónomos, que se han visto inmersos en dos crisis económicas casi consecutivas, la del coronavirus y ahora la de la inflación tras la guerra en Ucrania, y que no han sabido cómo hacer frente a las numerosas dudas que se les han planteado en su día a día. Por ahí hay que empezar, por resolver esas pequeñas cuestiones domésticas, que muchas veces llegan a convertirse en verdaderos tsunamis para los presupuestos de los ciudadanos. Debemos perderle miedo a la incertidumbre, porque nadie nos puede asegurar que la economía va a ir siempre bien. Un ejecutivo del Ibex me comentó hace una década, cuando estábamos en la gran recesión, que los españoles deberíamos acostumbrarnos a vivir en la incertidumbre. Para siempre. Y eso, que no es bueno, sí que puede activar nuestras mentes para afrontar las dificultades que se nos presenten por el camino.

¿Qué cuentas en este libro que no hayas podido contar en tu trabajo como periodista?

Crisisfobia me ha servido para poder analizar con mucha más calma muchos aspectos en los que no he podido incidir al escribir noticias. La rapidez y la voracidad con la que se consume información, también económica, hoy en día, va dejando en la cuneta muchísimas cuestiones prácticas que son las que verdaderamente interesan a los ciudadanos. Materias como las pensiones, la energía, la banca, los impuestos, las inversiones o las herencias no se pueden resolver con un artículo de 600 palabras en un periódico o 400 palabras, a lo sumo, en una web. La lectura reposada y que impregne al lector se consigue con este libro.

El libro se define como “necesario para sentirnos seguros y fuertes cuando tratamos con el banco, con la compañía energética, con Hacienda…”. Parece que el ciudadano común estuviera desprotegido ante estos organismos, a pesar de todo lo que incluyen directamente en su vida. ¿Es una cuestión de conocimiento?

Los ciudadanos van al banco con miedo, con mucho miedo. Y ya ni te hablo si se trata de acercarse a una oficina de Hacienda para tratar cualquier cuestión relacionada con los impuestos. También al llamar a la energética para informarse sobre una factura. Históricamente, y desgraciadamente, no hemos adquirido una cultura económica y financiera mínima, de bases, para enfrentarnos a estas situaciones que deberían estar más que resueltas en nuestra mente. Por eso, más allá de informar sobre la economía, hay que formar. Tenemos que ser rigurosos y veraces, pero también muy didácticos. Más aún si hablamos de las generaciones de más edad. Nuestros padres, en general, no han podido hacer frente a la gestión de un impuesto, una comisión bancaria o un cambio de tarifa de la luz o el gas por desconocimiento. Ahora, esta crisis nos ha dado armas para ir con más seguridad. Y Crisisfobia incluye todas las técnicas ágiles para lograrlo.

¿Dirías que la economía necesita más periodismo o más divulgación?

Mucha más. A pesar del avance que, creo sinceramente, ha hecho el periodismo económico en la última década. Con la anterior gran recesión, los periodistas económicos bajamos a pie de calle. Seguíamos informando de la compleja realidad, quién no se acuerda de la prima de riesgo, los bonos soberanos, las ventas en corto, los default… Pero aprendimos nosotros también a escribir para que el lector, el oyente o el televidente nos entendieran. Y ese cambio se ha acelerado desde la crisis del coronavirus. Es un giro de 180 grados que, creo, no han hecho compañeros de otros ámbitos y otras secciones, y que deberían lograrlo: bajar a pie de calle, sin perder el rigor.

Comentas que “todos tenemos el poder en las manos”… ¿Cómo? ¿La gente es consciente de ello?

Al menos, tenemos más poder en nuestras manos como consumidores y como clientes del que nos creemos o nos han hecho creer. Nunca como hasta hace uno o dos años nos habíamos preocupado, y ocupado, de todos los gastos que estábamos asumiendo. Simplemente, los pagábamos. Y las empresas o las administraciones, tan contentas. Ahora, el contexto ha cambiado. Sabemos que podemos discrepar, comparar e incluso denunciar. Y eso nos ha revelado el poder que realmente tenemos. Que no es total, evidentemente, pero sí contamos con más cuota de mercado como consumidores frente a las empresas de la que realmente creíamos.

¿Qué documentación has utilizado para elaborar el libro? ¿Recomendarías alguna de estas fuentes de documentación a los lectores que quieran saber más?

La gran fuente del libro son las informaciones periodísticas que he ido elaborando durante los últimos 18 años en las secciones de economía o medios económicos en los que he ido trabajando. Desde luego, eso tiene una base, que es toda la legislación económica (energética, financiera, bursátil, impositiva), así como los numerosos informes de los organismos oficiales (Banco de España, CNMV, CNMC, etc.) y, sobre todo, las estadísticas. Muchas estadísticas. Porque en las fuentes de datos de los organismos oficiales se encuentra el verdadero tesoro para el periodismo económico y también para los consumidores y los clientes de empresas.

¿El interés por conocer más sobre economía debería mantenerse una vez haya pasado la crisis?

Por supuesto. Crisisfobia no es solo un libro práctico con el que sobrevivir a esta situación de incertidumbre que nos ha tocado vivir. Debe servir también para cuando la economía vaya bien, para cuando no veamos problemas a la vista. Porque siempre hay que mirar por nuestros bolsillos. E incluso, creo que deberíamos preocuparnos más por nuestra economía doméstica cuando nos va bien, para afrontar las épocas de incertidumbre.

Crisisfobia. Claves para sobrevivir al apocalipsis económico. Ed. HarperCollins. Madrid, 2023. PVP 10,99 € (edición digital), 19,90 € (edición en papel).

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