El subgobernador del Banco de España cerró con su intervención el curso de economía organizado por APIE en la Universidad de Santander

Javier Alonso, Subgobernador del Banco de España, durante su intervención en el curso de economía organizado por APIE en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

¿Pudo haberse salvado el Banco Popular? La última sesión del curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander trajo novedades inesperadas sobre el tema que, de un modo y otro, había estado presente en todos los turnos de preguntas de la semana. Ocurrió cuando Javier Alonso, subgobernador del Banco de España, declaró que su organismo facilitó toda la liquidez que le fue posible a la entidad, basándose en las garantías que ésta les presentó. Pero el ser estas garantías relativamente escasas, ello le hizo sospechar “que tenía potencialmente más, pero no las trajo”. En todo caso, añadió, de algo sí que estaba seguro: aunque las hubiera presentado, no habrian sido suficientes para dar un giro a la situación que permitiera la supervivencia del banco.

A primera hora de la tarde el Banco de España emitió un comunicado donde precisaba las palabras del subgobernador: “Cuando he dicho que el Banco Popular podría tener más garantías, no he estado afortunado utilizado el término ‘sospechar’. La entidad tenía algunos activos más, que podían haber sido utilizados como garantías, si la entidad los hubiera movilizado a tiempo, antes de que ella misma se declarara inviable. En todo caso, como ya he mencionado, el volumen de esos activos muy probablemente no hubiera cambia la situación más que de modo transitorio”.

Ausencia de autocrítica

En el turno de preguntas Alonso también descartó que las garantías no presentadas pudieran suponer ningún cambio en la situación de los accionistas: “dudo mucho que hubiera variado un ápice”, y descartó igualmente cualquier atisbo de autocrítica, en referencia al comentario hecho el día anterior por el Ex Director General del Banco de España Aristóbulo de Juan, ni sobre el tema del Popular ni sobre el informe presentado el día 17. Sobre la liquidación del banco, explicó que  “Lo que ha llevado a la iniciación y resolución de este procedimiento fue un problema de liquidez derivado de una falta de confianza de los clientes, que se estaban llevando los depósitos. Por qué los clientes perdieron esa confianza, ya es más opinable. Pero la perdieron”, y concluyó: “¿Qué les puedo decir si fue el propio banco el que se declaró inviable? No sé qué autocrítica quieren que hagamos”. En cuanto al informe, declaró, a diferencia de lo ocurrido durante la crisis de los 80, cuando el Banco no publicó ningún documento similar, este se ha redactado con propósito “explicativo, para que todos los que tengan interés lo puedan leer, sacar sus propias conclusiones y hacer sus propias críticas al Banco de España o a los implicados”.

La rentabilidad, el punto débil

Antes, durante su intervención, el subgobernador del Banco de España declaró que, como consecuencia de las reformas implementadas, el refuerzo de la regulación y la supervisión, y la recuperación de la actividad económica “la posición del sector bancario español ha mejorado de manera significativa en los últimos años”, y señaló que “no sólo está más capitalizado, sino que también ha hecho un elevado esfuerzo de saneamiento de sus balances”. Señaló también el descenso de volumen de activos dudosos, que han bajado más del 40% en términos relativos en los tres últimos años, que achacó a “la estabilización y progresiva mejora de la actividad económica y empresarial”.

Entre los desafíos que se le presentan al sector, Alonso enumeró, entre otros, la falta de rentabilidad causada por los bajos tipos de interés como respuesta a una tasa de inflación en la zona euro inferior al objetivo del BCE, el menor volumen de actividad, la presencia de bolsas significativas de activos improductivos en los balances de las entidades y el aumento de los costes legales. También se refirió a los cambios en la regulación bancaria europea, con novedades como el requerimiento mínimo de instrumentos de capital y pasivos, o MREL por sus siglas en inglés, cuya implementación “si bien supone un gran beneficio para la estabilidad financiera, puede suponer un desafío importante para las entidades, especialmente para las de pequeño y mediano tamaño que, como consecuencia de su modelo de negocio, no gozan de la misma experiencia para acudir a los mercados de deuda que el resto”.

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