El Secretario de Estado de Administraciones Públicas cerró la tercera jornada del curso de economía organizado por la APIE y el Banco Popular

Antonio Beteta, Secretario de Estado de Administraciones Públicas, durante al almuerzo de prensa con que concluyó la tercera jornada del curso de economía organizado por la APIE y el Banco Popular.
Empezar con Schopenhauer, continuar con Aristóteles y terminar con Baroja, y todo ello para hablar del presente y futuro de la Administración. Pero Antonio Beteta tiene eso que podría llamarse un estilo propio, y es de agradecer, porque contribuye a clarear el aire en lo que, por su misma temática, corre el peligro de convertirse en un indigesto aluvión de datos. El Secretario de Estado de Administraciones Públicas fue el protagonista del almuerzo para medio con que se cerró la tercera jornada del XXVII Curso de Economía para Periodistas, que organizan APIE y el Banco Popular.
Bajo el título genérico Presente y futuro de las Administraciones Públicas, la tercera jornada del Curso contó además con dos ponentes de excepción: Íñigo de la Serna, alcalde de Santander y presidente de la FEMP, y Rosana Navarro, Secretaria General de Coordinación Autonómica y Local. El primero se ha centrado en el superávit de 4.000 millones de euros alcanzado en 2013 por 7.300 ayuntamientos –el 90% del total-, que supone un 0,41% del PIB, unos resultados que ha atribuido a que la administración local partía de una situación menos mala que la de las otras, y a causas externas como la Ley de Estabilidad Presupuestaria, el aplazamiento de las devoluciones de las liquidaciones de cuentas o el Plan de Pago de Proveedores. De la Serna destacó igualmente el “adelgazamiento de personal” de las administraciones locales, de más de 100.000 personas, conseguido sobre todo mediante amortización de vacantes.
Por su parte, Rosana Navarro destacó la reducción de la deuda que las comunidades autónomas mantenían con las corporaciones locales en 1.600 millones de euros gracias al Fondo de Liquidación Autonómica y al Plan de Pago a Proveedores, que han permitido saldar facturas pendientes con 190.000 proveedores. La implantación de la Ley de Transparencia y la factura electrónica serán las principales herramientas, aseguró, para evitar que vuelva a producirse una deuda de estas dimensiones.
Las revoluciones necesarias
La cita de Schopenhauer con que Beteta inició su intervención fue “el cambio es la única cosa inmutable”, y con ella se refería a las actividades que ha emprendido el Gobierno en el campo de la reforma de la Administración. Una tarea de cambio que necesita “tiempo y perseverancia”, pero a la que están obligados si quieren convertir a estas administraciones en “un agente transformador de la sociedad”. Sí quiso precisar el “excelente” nivel que estas administraciones ya tenían cuando llegó el nuevo gobierno: el cambio, explicó, se debía a una necesidad de reformas que se ha ido retrasando con los años hasta que no ha podido posponerse más, recordando la teoría de Aristóteles sobre las revoluciones necesarias.
Una de esas revoluciones sería, como aseguraron los ponentes en el curso, el Plan de Pago a Proveedores, con el que, aseguró Beteta, pudieron pagar ocho millones de facturas “ya que se nos olvidó que, cuando entramos en un despacho público, igual que en casa, hay que pagar lo que debemos”. El Secretario de Estado estimó en 130.000 los empleos salvados gracias a esta actuación y, refiriéndose también al empleo, evaluó las cifras de reducción del paro que se conocieron esa misma mañana como “el dato indicador del efecto de las reformas”.
El hueso del jamón
Las políticas de ahorro ocuparon buena parte de su intervención, en la que aseguró que “hemos aplicado en nosotros lo mismo que hemos exigido a los demás”, para conseguir una reducción en el gasto de las administraciones. Entre enero de 2012 y julio de 2013, declaró, el número de empleados públicos se redujo en 138.117 personas, un 5,14% menos “y con muy pocos despidos, porque en la mayoría de los casos se ha recurrido a la no renovación de puestos por jubilación o por retiro”.
De todos modos, aseguró, el entorno local tiene que seguir trabajando hasta llegar a una cifra de ahorro de 8.000 millones, que se alcanzará, en buena parte, “por la eliminación de duplicidades”. Esta eliminación formaría parte de su plan de modernización de la administración local “que llevaba años necesitando una modificación, desde la ley de 1985. Decía Baroja que la burocracia en los países latinos parecía que se había establecido para molestar a la gente. Eso es lo que nosotros hemos querido evitar”.
Esa reforma de la administración local no pasa por la eliminación de las diputaciones provinciales, cuya utilidad Beteta defendió sin tapujos: “España tiene 8.117 ayuntamientos, de los cuales sólo 400 tienen más de 20.000 habitantes. La cuarta parte de los municipios españoles están ubicados en Castilla y León, con lo cual se produce un efecto de dispersión. Es bueno que las grandes comunidades tengan unas instituciones que sirvan de ayuda a la hora de agrupar y atender a los municipios pequeños”.
Más determinante se mostró al ser preguntado por las posibilidades de reducción del déficit autonómico. Según declaró, “es un error decir que no hay margen para reducir más el déficit de las autonomías. Hay margen. Se decía el año pasado que no había, y Valencia y Cataluña lo han reducido. Es cierto que estamos ya tocando el hueso del jamón, pero vamos a dar un cursillo de corte de jamón para que todo el mundo aprenda a sacar unas lonchitas más. Lógicamente”, añadió, “algunos necesitarán más clases de recorte de jamón que otros”.
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