Resulta difícil asimilar que cuarenta y cinco años de carrera sobresaliente en el periodismo puedan extinguirse en segundos. Pero el tajazo repentino de un infarto nos dejó el sábado pasado sin nuestro asociado Jesús Mota Hervias (Bilbao, 1952). Ya estaba en semiretirada -dentro de lo que eso es posible en quienes llevan dentro de verdad esta profesión-, planeando una jubilación completa. Y mientras llegaba ese momento, seguía inquieto, trabajando en la sección de editoriales de El País, donde redactaba los textos sobre economía, tarea que le servía de justificación para acercarse por la sección y comentar con los periodistas la información más actualizada. Una excusa como otra cualquiera, ya que era muy improbable que nadie hubiera podido aportarle algo a una persona que había pasado por las redacciones de Mercado, Cinco Días -diario que llegaría a dirigir- o El País, donde trabajó en el suplemento Negocios, dejando en todos aquellos sitios una fuerte impronta tanto personal como profesional.

Y menos asesoramientos aún necesitaba en las ocasiones en que se descolgaba con algún artículo sobre cine; porque si el periodismo económico fue su vocación, el cine, la literatura y el Athletic de Bilbao fueron sus pasiones, y en las pasiones los consejos de otros y las segundas opiniones sobran, más aún cuando se dispone de una formación intelectual bien amueblada por la que encarrilarlas.

En el apartado de Asociados de nuestra Agenda de Comunicación, figuraba únicamente con su nombre y su ciudad de residencia: «Jesús Mota Hervias. Madrid». No hacía falta más. Todos sabían quién era, y si alguno no lo sabía, entonces el problema lo tenía él, no Jesús. Y ahora, desde aquella fecha en que la sección, el periódico, la prensa en general, comenzó el día con la noticia de que desde ese momento no se contaría más con su pluma ni con su firma, el problema lo tenemos todos. Porque se nos ha ido uno de nuestros socios más veteranos, llevándose con él un nuevo trozo de ese periodismo basado en la formación, la cultura y el continuo aprendizaje, que cada vez resulta más difícil de encontrar.