FEDEA presenta su informe donde analiza la evolución del sector público de pensiones para las próximas décadas

 

La mención de la palabra “pensiones” en los entornos político, económico o periodístico suele ir acompañada, si no de alarmismo, al menos sí de una elevada incertidumbre sobre su futuro y viabilidad. Una incertidumbre que ha querido paliar la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (FEDEA) con la publicación de su informe La Salud Financiera del Sistema Público de Pensiones, que ha sido presentado a los medios por dos de sus autores: Ángel de la Fuente, Director General de Fedea, y Alfonso Sánchez, profesor de la Universdad Complutense de Madrid.

Las proyecciones del informe abarcan del año 2001 al 2070, un marco de tiempo que utiliza sus quince primeros años comprobables “como base para asegurarnos de que el sistema de proyección funciona”, declaró Alfonso Sánchez. Si los modelos presentados en él son correctos, el futuro de las pensiones en España se enfrenta a unos años “complicados, pero no catastróficos”, según puede leerse en el informe. Queda descartado cualquier posible escenario extremo ya que las reformas fiscales emprendidas en 2011 y 2013 garantizan la contención del gasto durante las próximas décadas, además de que, en opinión de Ángel de la Fuente, ningún Gobierno permitiría caídas del poder adquisitivo superiores al 4 por ciento, ya que el coste político sería inasumible; Por eso mismo, queda también descartada cualquier posible derogación de esas reformas fiscales de 2011 y 2013, ya que ello traería consigo un encarecimiento excesivo: si bien blindar la pensión mínima ligándola a la tasa de inflación requeriría de un incremento de la recaudación del IRPF de alrededor de un 6 por ciento -porcentaje calificado por Fedea de “aceptable”-, extender la indexación al IPC al conjunto de las pensiones sin ninguna contrapartida elevaría ese aumento del IRPF al 36 por ciento.

La productividad, el factor clave

“Hay tres variantes para el futuro de las pensiones: la migración, la productividad y el empleo”, declaró Ángel de la Fuente, y aunque los riesgos son a la baja, ya que el futuro se presenta “más bien favorable”, hay algunos campos que sorprenden y no para bien, como es el nivel de productividad cuyo deterioro es mayor de lo esperado y está tirando hacia abajo del Indicador de Salud Financiero al ritmo de casi dos puntos anuales.

El informe de Fedea prevé plenas recuperaciones de este nivel de productividad, así como de la tasa de empleo, pero bastante a largo plazo: el primero crecerá a un ritmo superior al 1,5 por ciento anual a partir de 2030, y el pleno empleo llegará diez años después. Mientras tanto, “la pensión media bajará del orden de 30 puntos entre 2015 y 2030, y es que tiene que bajar, ya que el número de personas que cotizan se va a reducir a la mitad en los próximos años. Nadie nos va a librar de que las pensiones bajen en relación a los salarios; pero si conseguimos que la productividad crezca, podremos lograr que la bajada sea menor”, explicó Ángel de la Fuente.

Como conclusión, si bien no quisieron entrar en detalles sobre sugerencias prácticas para aumentar esta productividad, remitiéndose a otras sesiones informativas donde se trataron temas como el contrato único o la reducción de la dualidad laboral, los responsables del informe recalcaron que su propuesta general era “conseguir una tarta más grande para así lograr un sistema de pensiones que funcione bien”. Hubo cuestiones que, si bien no aparecen en el informe, consideraron dignas de atención, como el retraso de la edad de jubilación, que “ya está subiendo, muy poco a poco, hasta los 67 años, y habrá que ver si cuando se llegue no tiene que subir, también muy poco a poco, hasta los 68. Pero no lo hemos cuantificado”, declaró De La Fuente, o la sugerencia de complementar las pensiones con trabajos parciales, que calificaron de “buena idea”.

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