La presidenta de la CNMV sugiere aprender de los errores para que no se repita la crisis, y apuesta por el control y la transparencia en los Cursos de Verano de la APIE

Un momento de la intervención de Elvira Rodríguez, presidenta de la CNMV, en el Curso de Verano de la APIE organizado en la UIMP.
Las preferentes fueron “un caso desgraciado” en el que se dieron “todas las circunstancias posibles para que fueran un fiasco para muchos inversores”. Así de contundente se mostró la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, durante su intervención en el Curso de verano Organizado por APIE en la Universidad Menéndez Pelayo. Sin embargo, puntualizó a continuación, no todos los que invirtieron en ellas perdieron dinero, sólo los que lo hicieron en las cajas de ahorros intervenidas. “No era un mal producto, pero su rentabilidad iba unida a que la compañía tuviera beneficios”.
Las catástrofes, aseguró Rodríguez, tienen al menos el efecto de positivo de permitir sacar conclusiones para evitar que se repitan. Eso es lo que están haciendo ahora en la CNMV y otros organismos, adoptando una serie de reformas que “sin la crisis habrían tardado años en llegar”. Entre los errores detectados, resaltó los defectos en coordinación internacional “especialmente graves al producirse en un contexto de elevada y creciente interconexión de los mercados financieros. Muestra de ello es la velocidad a la que se extendió por todo el mundo una crisis que empezó en Estados Unidos con las hipotecas subprime”.
Sin riesgo y sin visión
Los interventores y reguladores, contó la presidenta de la CNMV, jugarán un papel importante en la fase final de una crisis que está, según declaró, “en tiempo de descuento”. Pero, repasando el paisaje de los últimos años, Rodríguez describió una serie de excesos que nunca se habrían debido producir. “Se perdió por completo la sensación de riesgo; se estaba en lo alto de una ola muy larga, y parecía imposible que esa ola cayera. Se perdió la visión, todo era cortoplacista. Se había creado un sistema de incentivos perverso que era absolutamente pro cíclico: si te retribuyen sobremanera por el beneficio inmediato, no tienes esquemas de seguridad dentro del propio consejo de Administración ni contrapesos”, lo que originó la caída repentina de muchas empresas “que se creía que estaban estupendamente”.
Consecuencia de lo cual, afirmó, es una creciente desconfianza en los mercados que deben hacer todo lo posible por recuperar. La reestructuración del sistema financiero a nivel mundial, con un aumento de la coordinación entre los supervisores, son algunas de las principales medidas, que han permitido dar “una respuesta regulatoria, o por lo menos regulatoria preventiva, adecuada a las deficiencias detectadas”. La presidenta de la CNMV aseguró que las entidades de supervisión financiera habían “aprendido la lección”, entendiendo por tal “no esperar a una nueva crisis para realizar los cambios que necesita el sistema”.
Saber lo que se compra
Las nuevas medidas incluyen también un aumento de la transparencia en diversos mercados y plataformas de negociación “no sólo a posteriori, sino también a priori”, junto con la intención de hacerla extensiva a todos los mercados ya que, según indicó, “había un buen nivel de transparencia en los mercados de renta variable, pero no en otros”. Como noticia de especial interés para los inversores, señaló un endurecimiento de las normas para la puesta a la venta de determinados productos, ya que “Buena parte de los problemas vinieron de que uno compraba un producto financiero y no sabía lo que estaba comprando”.
La legislación que prepara la CNMV, anunció Rodríguez, clasificará los productos por riesgo y complejidad con unas banderas de colores “similares a las que indican el consumo de energía de los televisores”. Mediante este sistema, se indicará qué productos no son adecuados para inversores minoristas, los cuales para contratarlos necesitarán asesoramiento y un certificado manuscrito de que son conscientes de los riesgos. “Se trata de que cuando se pongan productos en el mercado, quien los compra sepa lo que está haciendo”. Declaró asimismo que han detenido un producto aprobado por la supervisión europea, y que están analizando otros “muy complejos y difíciles de entender”, aunque no eran emisiones muy numerosas.
La presidenta anunció también que en algunos campos España iba por delante de las medidas europeas, como es el caso de la retribución de los consejeros, que deberá ser aprobada por los accionistas con el objetivo de “mejorar la relación entre la retribución y el desempeño”. En conjunto, concluyó, espera que el código de buen gobierno que la CNMV está preparando actualmente entré en vigor en enero de 2015 “para que las empresas ya tengan que adaptar sus informes a las nuevas normas”.