El Director de Asuntos Económicos y Europeos de la CEOE presenta el informe “Análisis de la Empresa Exportadora por Tamaño” en un acto organizado con la colaboración de APIE.
Llevar a cabo las subidas fiscales anunciadas por el Gobierno tendría efectos negativos en el consumo, la demanda interna y la producción, además de no ser una medida necesaria en este momento. Así lo declaró Bernardo Aguilera, Director de Asuntos Económicos y Europeos de la CEOE durante la presentación del informe “Análisis de la Empresa Exportadora por Tamaño” en un acto organizado con la colaboración de la Asociación de Periodistas de Información Económica, que contó con la participación de Edita Pereira, responsable del área de Estudios del departamento de Asuntos Económicos y Europeos de CEOE, y de Yolanda Gómez Rojo, vicepresidenta de APIE, que actuó como moderadora.
Según explicó Aguilera, en 2017 España igualó el nivel de recaudación fiscal alcanzado en 2007, que fue el año de máxima recaudación, y las previsiones apuntan a que la cifra de 2018 sea todavía mayor: “Si tenemos los mismos niveles de recaudación con menor actividad económica, eso significa que la fiscalidad está alta. Lo que hace falta es un mayor control del gasto eliminando duplicidades y gasto no productivo”.
Una subida de impuestos tendría un efecto negativo en el consumo, la demanda interna y la producción, motivos por los que “no pensamos que sea el momento”. El directivo de CEOE añadió que esa batería de nuevas medidas fiscales “por el momento, se ha quedado en un titular”, dada la falta de concreción a la hora de precisar dónde y cómo serían aplicadas. En todo caso, añadió, “Es muy difícil hacer una suma cero si los costes de producción suben, y pretender que se siga con el mismo nivel de inversión y por tanto con los mismos niveles de creación de empleo”.
Durante la presentación del informe, el proteccionismo se presentó como uno de los principales obstáculos a batir, lo que llevó a Aguilera a expresar la preocupación de la CEOE sobre cómo pueden afectar a España las políticas comerciales de Donald Trump, de las que dijo que “no parecen seguir ni mínimamente el camino adecuado. No creemos que el proteccionismo, ni introducir medidas arancelarias adicionales y saltar por los aires todo lo que se ha acordado, sean la solución. Le pueden funcionar a corto plazo, pero a medio y largo sólo le pueden conducir al aislacionismo”. En lo referente a las exportaciones españolas, señaló sectores como el de la aceituna negra , “que parece que ya se ha resuelto” y el de las empresas siderúrgicas, con los aranceles al aluminio. Pero lo más grave, declaró, es la imprevisión de estas medidas, que está provocando incertidumbre y paralización de la inversión “más allá del siguiente paso, que es la inseguridad jurídica sobre las inversiones que se puedan hacer en Estados Unidos”.
Sobre la situación actual de las exportaciones españoles presentada en el informe, el retrato principal las señala como un influyente motor de crecimiento que en 2017 fueron un 31,8% superiores a las de 2008 en volumen, y un 40,4% en términos nominales, “lo que refleja una evolución mucho más dinámica de las mismas frente a otros componentes del PIB”, según puede leerse en su texto, hasta alcanzar un peso del 34% del PIB en 2017, un máximo histórico. Con todo, hay diferencias marcadas en la actividad exportadora según el tamaño, ya que sólo el 3% de las empresas de menos de 200 trabajadores participa en este sector, frente al más del 50% de las empresas de mayor tamaño. En el área de la Pyme, también hay diferencias: sólo el 2% de las micropymes (hasta 9 trabajadores) realiza exportaciones frente al 41% de las empresas medianas (de 50 a 200 trabajadores), y las primeras acusan además menos estabilidad en su actividad exportadora.
Otro riesgo señalado por el informe es la excesiva concentración de las exportaciones: más de la mitad de las empresas españolas exporta a un solo país, y el 80% a dos, como máximo, una falta de diversificación que las hace más vulnerables frente a eventuales shocks.