El presidente del Banco Popular analiza el pasado y presente de la banca española en su intervención en el Curso de Verano de la APIE

Ángel Ron Güimil, presidente del Banco Popular, durante su intervención en el Curso de Verano 2014 de la APIE.
Como anuncia el propio título del curso de APIE, “La Europa que deja la crisis”, la intervención en la jornada de tarde de Angel Ron Güimil, presidente del Banco Popular, estaba enfocada principalmente al futuro, y a las estimaciones de su entidad sobre el porvenir de la banca y la economía; el presente se despachó con el mensaje ya común sobre el inicio de la recuperación, aún demasiado débil por el lastre del desempleo, el endeudamiento y el déficit.
Pero el pasado seguía teniendo presencia, sobre todo en el turno de preguntas, y a la hora de analizar lo que había ocurrido en los años de los que ahora parece que estamos saliendo, Ron Güimil se quejó del papel de responsable único que se había otorgado a los bancos: “se tendió a homogeneizar la imagen de la banca, haciéndola especialmente negativa. No cabe duda de que la comercialización de algunos productos ha podido crear esa imagen. Pero los grandes problemas de la crisis no estaban en la banca, estaban en las cajas de ahorros”, dicho esto, afirmó en el turno de preguntas que “Cuando antes de la crisis quisimos avisar de la situación de las cajas fuimos acallados, y cuando protestamos sobre el hecho de que las cajas pudieran comprar bancos pero no al revés, se nos dijo que era la respuesta del fuerte contra el débil”.
Más asesoría y menos cajero
El presidente del Banco Popular utilizó este análisis del pasado para definir las bases sobre las que se asentarán la banca y la economía del futuro, un futuro donde jugarán un papel clave factores como una mayor transparencia y claridad en las ofertas de las entidades a sus clientes, ya que “la clientela nos valorará por la comprensión de los productos concretos que se ofrecen” y donde algunos productos previos a la burbuja, como las hipotecas baratas “pertenecen al pasado y nunca van a volver”.
Los cambios en las tendencias provocarán a su vez cambios en la propia estructura bancaria, especialmente en el ámbito de las sucursales: habrá menos, pero serán más grandes, y se reducirá el personal transaccional en beneficio del asesor, dicho de otro modo: menos empleados en la caja y más en las mesas. Ello será debido a que el envejecimiento de la población –en 2030, señaló, casi un 30% de los españoles tendrán más de 55 años, siete puntos porcentuales más que hoy- y la “inevitable” reducción de las prestaciones del estado de bienestar, que moverán a más clientes a interesarse por ofertas relacionadas con pensiones y cobertura médica.
¿Qué papel juega en este futuro la banca online? Para el presidente del Popular, no será un papel protagonista, ya que, dejando aparte que la utilización de estos servicios es mucho más alta en los países del norte de Europa –un 90% de la población los utiliza frente al poco más del 30% en España, según declaró- las operaciones de banca por Internet son en su mayor parte de carácter transaccional, “que dejan poco valor añadido. Las que dejan mayor beneficio son las que se siguen haciendo en las sucursales, y todo parece indicar que la cosa va a seguir así por un tiempo. Además, es obvio que para decisiones relevantes en la vida de una persona o una familia, como la solicitud de un crédito o comprar una casa, sigue siendo necesaria la visita a la sucursal”. Las sucursales, señaló, siguen siendo hoy en día el principal canal para la captación de clientes y un símbolo de la confianza de los mismos en la entidad “aunque curiosamente las encuestas indiquen que cada vez las visitan menos”.
Con todo, Ángel Ron Güimil indicó la necesidad de desarrollar plataformas digitales “cada vez más robustas” para atender los nuevos requerimientos de la clientela, como una mayor inmediatez en la respuesta y la extensión de nuevos medios de pago.
Regulación sin sombras
A más corto plazo, las predicciones de Ron Güimil se centraron en la recuperación del flujo de crédito, que no piensa que vaya a producirse antes de 2015; del mismo modo, la retribución que los clientes perciben por sus depósitos va a bajar “al menos, transitoriamente”, y los intereses más altos estarán en proporción directa con los productos que se contraten a más largo plazo. También vaticinó que “probablemente 2015 sea el primer año en el que veamos una reducción neta en el stock de inmuebles”.
El presidente del Banco Popular dedicó buena parte de su intervención a advertir sobre el papel creciente de la denominada “banca en la sombra”, formada por capitales privados y fondos de inversión, que “está sustituyendo a la tradicional en la prestación de financiación a los actores económicos. Y no está regulada”. Estas entidades, advirtió, suponen un riesgo sistémico para el sector en un marco donde la presión regulatoria llevará a los bancos a ser más pequeños a nivel global. “Hay que tomarse en serio su regulación. Si no, tendremos un desequilibrio enorme en las reglas de juego. Incluso en el caso de que se conceda licencia bancaria a alguno de estos actores, los requisitos deberán ser los mismos que tiene hoy el sistema financiero regular”, concluyó.
Enlaces directos: